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Disfunciones del deseo sexual en varones

El deseo sexual hipoactivo (DSH), La epidemia sexual del siglo XXI

 

Disfunciones del deseo sexual en varones

 

La disfunción que se inicia “previamente al contacto sexual propiamente tal, ante algún estímulo adecuado” y que pondría “en marcha la respuesta sexual”.

Así define a este trastorno la Doctora Alejandra Godoy Haeberle, psicóloga clínica, terapeuta de parejas y sexóloga quien habla de este tema en su libro, “Te amo, pero no te deseo. Una epidemia del siglo XXI”.
La psicóloga Alejandra Godoy menciona que “la libido varía no solamente de una persona a otra, sino que en una misma persona cambia a lo largo del tiempo en función de la edad, del estado psicológico y físico, de la etapa de la vida en que se encuentra, del nivel de atracción por la pareja”, entre otros.
De esta manera, menciona que el DSH - también conocido como deseo sexual inhibido, hipolibidinosis, anafrodisia; inapetencia o anorexia sexual – posee ciertos criterios de diagnóstico que básicamente hablan acerca de la ausencia del deseo de manera recurrente, de la inhibición que provoca malestar y que dificulta las relaciones interpersonales y de lo poco que tendría que ver en su desarrollo la presencia de otro trastorno, enfermedad o el consumo de sustancias, drogas o fármacos.
En ese sentido, sostiene que esta disfunción “puede ser descrita como una inhibición persistente de la libido que bloquea la apetencia sexual y que se manifiesta en un desinterés por iniciar o por responder a la estimulación erótica, a pesar de que la persona pueda funcionar sexualmente – en términos biológicos – sin problemas”.
En relación a cómo se puede establecer “lo normal” con respecto al número de encuentros íntimos de una pareja, explica que existen estudios que dicen que al menos en la sociedad occidental, se dan en una frecuencia “de 2 a 3 veces por semana con un promedio anual de 103 coitos”. Sin embargo, aclara que como se trata de algo sumamente relativo, “los investigadores prefieren trabajar con los conceptos de frecuencias altas, medias y bajas”.
Entonces, sostiene, “para definir los casos de DSH generalmente se señala un estándar de menos de 20 relaciones sexuales al año y se consideran parejas blancas o matrimonios sin sexo propiamente tales si se producen menos de 10 veces al año”.
La epidemia sexual del siglo XXI
Sin duda, uno de los temas más atrayentes de esta disfunción es el aumento que ha tenido en el tiempo. Tanto es así, que son muchos quienes califican al deseo sexual hipoactivo como “la inminente epidemia sexual del siglo XXI”.
Así lo comenta la Doctora Godoy, quien además expresa que en el caso de esta alteración en el hombre, existen tres subtipos, siendo uno de ellos – el llamado secundario o adquirido/parcial o situacional/selectivo – el que ha ido en claro y llamativo aumento principalmente en varones jóvenes que bordean los 30 años.
 
Para la sexóloga, los casos más recurrentes son aquellos del subtipo “selectivo”, donde predominan los hombres entre los 25 y los 50 años que según cuenta “afirman que su mujer le es muy atractiva, que la aman profundamente y que tienen muy buena comunicación con ella, pero que el único problema es que simplemente no la desean sexualmente”.
Para la psicóloga (quien apoya sus dichos en la teoría de Michele Davis, autora de uno de los pocos textos referentes a este tema), “las causales de la disminución del deseo sexual en hombres van desde las biológicas (bajos niveles de testosterona, disfunciones en la erección o eyaculación precoz) hasta las personales y las asociadas a la relación de pareja (depresión, cesantía, deficiente imagen corporal, entre otros)”.
Por otro lado, manifiesta que hay también otros autores que dicen que esta pérdida de la libido se debe a experiencias insatisfactorias, fracasos laborales, económicos o amorosos; la ingesta de fármacos, enfermedades, insomnio u otros trastornos del sueño, baja autoestima, alto nivel de ansiedad, miedo a enamorarse, la rutina y falta de comunicación, etcétera.
A pesar de esta innumerable lista, la Doctora Godoy afirma que “dichos factores no responden por qué hoy ha aumentado tanto la incidencia del DSH secundario en general en personas jóvenes”. Por lo tanto, la incógnita haría aún más interesante el debate y el conocimiento de diversas hipótesis que intentan explicar la expansión de este problema.
Algunas de las especulaciones que plantean los especialistas tienen relación a nuevos factores tales como “el estrés, la incitación permanente a invertir en todo menos en el amor y la amistad, hasta determinados cambios socio-culturales”, que no han sabido ser resueltos por el hombre, generando en éste ansiedad y mucha inquietud.
“Las parejas tensas y estresadas por conflictos no son buenos amantes y están sordos a los estímulos sexuales”, sostiene la especialista mientras deja planteada la interrogante acerca de “qué es lo que ha cambiado tanto en los últimos años como para que aparezca justo ahora este fenómeno en los hombres jóvenes”.
 
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